El deseo no siempre aparece como una urgencia. A veces es silencioso, paciente, casi invisible. Está ahí, esperando que uno se detenga y lo escuche sin apuro. En una cultura que lo convierte todo en prisa, detenerse a sentir de verdad se ha vuelto casi un acto de resistencia.
Vivir la intimidad como un espacio propio, no condicionado por lo que otros esperan, es una forma de cuidad... https://sexdolloriginal.com